Las personas mayores y aquellas que se encuentran en situación de dependencia requieren las mayores atenciones en cuanto a su salud y otros cuidados se refiere. Lamentablemente el tiempo no perdona y con la edad, es común que el organismo comience a fallar y se produzca una alteración de la respuesta inmunitaria.
Un problema frecuente en los ancianos es que suelen perder el apetito, además de la capacidad para sentir sed. Esto, si no se vigila, puede provocar fácilmente una desnutrición severa y deshidratación, dejando el organismo altamente vulnerable a un buen número de infecciones. Es precisamente esta, la malnutrición proteico-energética, la principal causa de inmunodepresión en el mundo. De ahí la necesidad de que nuestros ancianos se encuentren en las mejores manos. En las residencias para mayores del sector solidario de Valencia de “LARES” cuidamos especialmente la alimentación de nuestros residentes para evitar este tipo de problemas.
Factores que exponen a la inmunodeficiencia en el mayor
Casi un tercio de los ancianos en el mundo industrializado sufren de malnutrición. Esto es grave teniendo en cuenta que no es una cifra referida a países del tercer mundo, sino que se trata de países donde se dan las condiciones para vivir dignamente y tener una alimentación y atención adecuadas. Con los años las personas pierden el apetito y la ausencia de piezas dentales no les facilita la tarea de la masticación, lo que provoca que acaben comiendo poco y mal. Si viven solos, sus fuerzas mermadas y capacidades reducidas no les permiten cocinar y seguir una alimentación equilibrada y completa. Además algunos medicamentos reducen el apetito, lo que tampoco facilita una alimentación adecuada.
El envejecimiento conlleva un cambio metabólico en todo el organismo. La cantidad de linfocitos se reduce y con ello, la capacidad de producir anticuerpos. El resultado es un caldo de cultivo para infecciones, dejando al anciano inmunodeprimido.
Prevención y tratamiento de la inmunodeficiencia en el anciano
La primera medida para evitar que un anciano sufra inmunodeficiencias es cuidar su alimentación. Es importante que el anciano reciba una alimentación equilibrada, estimulándole a comer si no le apetece y administrándole vitaminas si fuera necesario. Con una buena alimentación, el organismo no queda debilitado, sino que permite al cuerpo recuperar los linfocitos y, con ayuda de estos, hacer frente tanto a enfermedades como a tratamientos y vacunas.
En el anciano, cualquier pequeña infección puede convertirse en una inmunodeficiencia grave. Incluso una simple gripe o, sin ir tan lejos, un mero resfriado. Por lo tanto, es muy importante estar atentos a que el anciano reciba una alimentación equilibrada, se alimente lo suficiente, permanezca hidratado y se someta a revisiones periódicas. Pues para un anciano inmunodeprimido, incluso los fármacos pueden causarle problemas debido a que su organismo reacciona de manera inesperada ante los mismos.