La malnutrición en ancianos en situación de dependencia origina diversos problemas de salud e incluso ingresos en centros hospitalarios cuando se llega a una desnutrición severa. El envejecimiento no es causa de desnutrición en sí mismo, pero esta se instala en personas con insuficiencia de aportes alimentarios y enfermedades crónicas degenerativas o infecciosas.
En un contexto social inadecuado, el aporte alimentario necesario se hace difícil. Aislamiento social o familiar, falta de capacidad para organizar la compra y la preparación de las comidas y deterioro físico y cognitivo son factores que hacen necesaria la ayuda por parte de la familia o, si esto no es posible, el ingreso en una residencia de mayores.
Degeneración sensorial y pérdida de apetito
Los ancianos tienen a menudo déficits sensoriales importantes. Vista, olfato y gusto se ven afectados y siendo estos los componentes principales que motivan el sentimiento de placer que proporciona la comida, su apetito se ve disminuido y en consecuencia, si no reciben la ayuda adecuada, dejarán prácticamente de comer. Las deficiencias en micronutrientes como el magnesio o el zinc pueden llegar a originar vómitos, falta de apetito y un estado general próximo a la anorexia.
Mala salud dental
La falta de piezas dentales, infecciones, etc., ocasionan dificultades en la masticación y la deglución de los alimentos. Además por diversos motivos (falta de absorción, falta de aporte…) los ancianos pueden tener un nivel insuficiente de vitamina B12 que puede ser causa de inflamaciones en la lengua, edemas en las mucosas y dolor al masticar que hará que eviten comer, aumentando con ello su desnutrición.
Es imprescindible la visita al dentista para una buena limpieza dental y corregir en lo posible las afecciones que la persona presente en su dentición. Habrá que adaptar igualmente la textura de sus comidas proporcionándole cremas, sopas, derivados lácteos y complementos nutricionales por vía oral si están indicados.
Tránsito intestinal deficiente
Con los años es frecuente padecer de estreñimiento o diarrea, causados por la menor movilidad, por una mala hidratación y en ocasiones por la medicación. La atrofia de la mucosa gástrica provocará una disminución en la secreción de los ácidos encargados de la digestión y esto ralentizará el tránsito intestinal. Una buena hidratación, proporcionando al anciano tisanas o zumos de frutas entre horas, contribuirá a regular su tránsito.
Pérdida de capacidades cognitivas
Depresión y declive cognitivo son otras de las causas que pueden ocasionar una desnutrición en los mayores al no ser capaces de diseñar y elaborar como hasta el momento las comidas diarias. Si se asocia, como viene siendo frecuente, la pérdida de sus capacidades motoras esto va a incidir en algo tan fundamental como hacer la compra o preparar sus comidas correctamente.
Para garantizar una adecuada atención nutricional en estos casos de dependencia, casi siempre lo mejor es recurrir al sector solidario. Tanto en Valencia como en el resto de comunidades, hay residencias de mayores con menús perfectamente adaptados y valorados por profesionales cualificados para poder corregir estos problemas y proporcionar a los ancianos la mejor de las asistencias.